A raíz de la conveniencia cambiaria, los argentinos adquieren mercadería, calzado, repuestos, ropa, cubiertas de vehículos y algo de electrónica, en un contexto de informalidad que se emparenta con el contrabando.
Es por ello, que el sector privado argentino comenzó a alzar su voz, demandando más controles.
“La Nación tiene que hacer algo, porque la informalidad repercute en la recaudación de impuestos y tasas”, alertó el presidente de la Cámara de Comercio de Salta, Gustavo Herrera.
“El consumidor gana menos, en consecuencia busca cubrir necesidades lo más barato posible y es entonces que aparece el contrabando, que no paga ninguna de las cargas impositivas a las que nosotros debemos hacer frente”, explicó.



































