El gobierno argentino eliminó la certificación eléctrica obligatoria para productos importados que ya cumplan con normativas internacionales como las de la IEC, mediante las Resoluciones 237/2024 y 16/2025. Este cambio introduce un modelo de autodeclaración por parte de fabricantes e importadores, quienes deberán incluir un sello QR y un distintivo «AR» en los productos.
La medida busca agilizar el comercio y reducir la burocracia, beneficiando sobre todo a productos de bajo voltaje como tiras LED. No obstante, algunos artículos, como herramientas o electrodomésticos, seguirán requiriendo certificación. Esta desregulación abre oportunidades económicas, pero también plantea riesgos en términos de seguridad, ya que confiar en certificaciones extranjeras podría resultar en productos de calidad dudosa.
El éxito de esta reforma dependerá de una fiscalización efectiva y de consumidores informados, capaces de distinguir productos seguros. Sin un control adecuado, la medida podría generar más riesgos que beneficios, especialmente para la seguridad de los hogares argentinos.