La farmacéutica AstraZeneca decidió retirar su vacuna contra el COVID-19 en Europa, en el marco de una demanda judicial colectiva en el Reino Unido, impulsada por personas afirman haber sufrido efectos adversos, como el síndrome de trombosis con trombocitopenia (TTS) en casos extremadamente raros, luego de recibir la inmunización.
La vacuna de AstraZeneca fue una de las primeras en aplicarse en Argentina, después de Sputnik desarrollada en Rusia, y la gestión del presidente Alberto Fernández firmó un contrato de compra por 22 millones de dosis. Dejó de aplicarse en nuestro país durante el segundo año de la pandemia.
En este contexto, la empresa confirmó la decisión de discontinuar su producto contra el COVID-19 por un «excedente de vacunas disponibles», debido al desarrollo de múltiples vacunas actualizadas para variantes contra el virus SARS-CoV-2.
Cabe destacar, que los efectos secundarios son mucho menos probables y riesgosos que los causados por el COVID-19 en los distintos sistemas del organismo, además de no presentar complicaciones a largo plazo, ya que los eventos se registraron 48 horas después de la vacunación.
En Argentina se dejó de importar la vacuna de AstraZeneca y se le dio más enfoque a los productos de Pfizer y Moderna. Asimismo, en el país se registraron un total de 64.010 casos de efectos secundarios (sobre más de 100 millones de aplicaciones) y solo 3.149 fueron graves.