Desde la asunción del gobierno de Javier Milei, los usuarios argentinos experimentaron un salto tarifario del 1.482% en el servicio de gas.
Esta escalada, lejos de garantizar la calidad del suministro, no logró impedir cortes en el servicio eléctrico durante la temporada invernal, según un contundente informe del Observatorio de Tarifas y Subsidios IIEP (UBA-Conicet).
La última actualización en las tarifas de gas llevó la factura promedio a cifras cercanas a los $50.000 en junio, con picos que superan los $100.000 en algunas regiones del país para distintos tipos de usuarios.
Este drástico incremento contrasta fuertemente con los valores de diciembre de 2023, cuando el costo promedio no excedía los $5.000 en ningún segmento y el máximo registrado era de $10.574.
El informe detalla que, en la actualidad, un hogar de ingresos altos (N1) abona un promedio de $61.220 mensuales por el servicio de gas, considerando el ajuste por estacionalidad. En tanto, la factura promedio para un usuario de bajos ingresos (N2) se sitúa en $46.674, mientras que los hogares de ingresos medios (N3) afrontan un costo promedio de $51.752.
Estos números reflejan una carga económica significativamente mayor para los bolsillos de los argentinos, quienes ven cómo sus gastos en servicios básicos se multiplican sin una aparente mejora en la infraestructura o la estabilidad del suministro.
La situación plantea serios interrogantes sobre la efectividad de la política tarifaria implementada y su impacto en la calidad de vida de los ciudadanos.





































