El mercado de combustibles líquidos en Argentina transitó un inicio de 2025 con un panorama agridulce, caracterizado por una tendencia general a la baja en las ventas acumuladas que se extiende por los últimos 15 meses.
A pesar de algunos repuntes puntuales, la retracción en los combustibles de consumo masivo sigue preocupando a sectores clave de la economía.
Las ventas totales de combustibles al público en Argentina han acumulado quince meses consecutivos de caída interanual hasta marzo de 2025. Si bien enero de 2025 registró un volumen total de 1.996 mil metros cúbicos, lo que representó una leve suba interanual del 1,3% en comparación con enero de 2024, este dato se vio opacado por una caída del 5,3% respecto al mes anterior.
El análisis de las cifras acumuladas de los últimos 12 meses revela una disminución generalizada en las ventas, confirmando la persistencia de esta tendencia contractiva.
El desempeño de los distintos tipos de combustibles fue contrastante. En abril, la nafta Premium experimentó un notable crecimiento del 19,82% interanual, mientras que el gasoil Grado 3 no se quedó atrás con un aumento del 11,31%.
Este patrón ya se había observado en enero, donde la nafta Premium (Nafta 3) mostró un incremento del 14% interanual y el gasoil Grado 3 (Gasoil 3) un 10,3%.
Sin embargo, la cara opuesta de la moneda la representa la nafta Súper, cuyo crecimiento en abril fue de apenas el 0,74%, e incluso sufrió una disminución del 1,3% en enero.
La situación del gasoil común es aún más preocupante, ya que representa una porción significativa del consumo total, cayó un 8,05% interanual en abril y un 3% en enero, manteniendo su tendencia regresiva.
La persistente retracción en la venta de combustibles de consumo masivo es una señal de alarma para el agro, el transporte de cargas y la actividad industrial.
Estos sectores, pilares de la economía argentina, aún no logran revertir completamente su situación de parálisis o retracción, lo que se refleja directamente en la demanda de combustibles esenciales para su funcionamiento.
La disparidad en el consumo sugiere una economía con bolsillos diferenciados, donde el consumo de productos de mayor valor agregado se mantiene, mientras que la base productiva aún enfrenta desafíos importantes.