En aras de sostener el superávit fiscal, el gobierno libertario pasó la motosierra a cuantiosas partidas destinadas al desarrollo humano, particularmente del presupuesto ambiental, que sufrieron un derrumbe de casi 50% en términos reales.
En este sentido, la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) advirtió que impera una “decisión política de desfinanciar partidas ambientales” mientras se privilegia el pago de la deuda pública.
Asimismo, alertó que “el desmantelamiento de las capacidades del Estado para el cuidado del ambiente guarda más relación con cuestiones ideológicas que con una verdadera escasez de recursos”.
Según el Monitor Ambiental del Presupuesto elaborado por FARN, con solo el 3% del superávit fiscal financiero alcanzaba para mantener estables en términos reales las partidas ambientales y las destinadas a la penetración de las energías renovables.
En otro orden, la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) informó que, en términos generales, el presupuesto del primer semestre de 2024 experimentó una caída real de casi 24%, respecto del mismo período del año pasado, señalando que se trata de “un presupuesto a valores de 2023 para a precios de 2024, lo que permitió al Gobierno manejar los recursos con mayor discrecionalidad”.
De acuerdo con las estimaciones de ACIJ, el 25% del brutal ajuste de Milei cayó sobre servicios económicos, particularmente en una menor erogación en subsidios energéticos.