El Instituto de Virología de Wuhan, China, descubrió un nuevo coronavirus en murciélagos, denominado HKU5-CoV-2, que tiene la capacidad de ingresar a las células humanas utilizando el receptor ACE2, es decir el mismo mecanismo que empleó el SARS-CoV-2 para desencadenar la pandemia de COVID-19.
En este escenario de alerta global, no está demás evaluar la situación del sistema de salud argentino, severamente debilitado, al borde de la extinción, por los recortes brutales implementados por Javier Milei.
El ajuste en la salud en Argentina en 2024, implicó podas en el presupuesto y despidos de trabajadores.
El presupuesto de hospitales nacionales se recortó en un 55%.
La Superintendencia de Servicios de Salud se recortó en un 69%.
La ANMAT se recortó en un 21%.
La Agencia Nacional de Discapacidad se recortó en un 17%.
El gobierno libertario interrumpió 1.400 contratos de trabajadores del Ministerio de Salud.
El ajuste afectó programas de salud, como la prevención de enfermedades transmisibles y el acceso a medicamentos.
La falta de fondos dejó a muchos servicios esenciales prácticamente paralizados.
A ello, se suma una concepción de gobierno totalmente despojada de todo sentido humanitario y social.
Planteadas así las cosas: ¿Argentina podría hacer frente a una nueva pandemia?
Aunque por el momento no se reportaron infecciones en humanos, el hallazgo genera alerta en la comunidad científica e impulsa las acciones de empresas farmacéuticas dedicadas a la producción de vacunas.
El virus fue detectado en una pequeña población de murciélagos de la especie Pipistrellus en varias provincias de China, entre las que se encuentran Guangdong, Fujian y Guangxi.
La investigación revela que el virus puede infectar células humanas y tejidos pulmonares e intestinales cultivados en laboratorio. Además, tiene potencial para infectar a una amplia variedad de mamíferos, lo que aumenta el riesgo de transmisión entre especies.
Los científicos creen que factores como la deforestación, la urbanización, la agricultura intensiva y el cambio climático aceleran la aparición de nuevos patógenos, lo que justifica la necesidad de medidas preventivas más robustas y reabre el debate sobre los riesgos de las enfermedades zoonóticas, aquellas que saltan de animales a humanos.