La industria textil argentina se encuentra sumida en una profunda crisis, con caídas generalizadas en las ventas y la producción que amenazan con despidos y un retroceso sin precedentes.
De acuerdo al informe de la Fundación ProTejer, la mitad de las empresas textiles redujo su producción en el segundo trimestre de 2025 en comparación con el mismo período del año anterior, con un retroceso promedio del 12%.
La situación se agrava al analizar que, en los últimos dos años, ocho de cada diez firmas reportaron caídas, con una merma promedio que asciende a un alarmante 28%.
En gran medida, dicho desplome se debe a la creciente participación de productos importados en el mercado local (82% de las empresas lo señalan como la principal causa), la pérdida de poder adquisitivo de la población (80%) y la apreciación cambiaria (39%).
En menor medida, la situación se ve agravada por cambios en las políticas sectoriales, el aumento en los costos de las materias primas y el deterioro general del clima de negocios.
En este marco, el empleo del sector se ve sumamente perjudicado, lo que se refleja en el 72% de las empresas que adoptaron medidas que afectaron a los trabajadores desde finales del 2023 hasta junio del 2025.
Entre las principales se encuentran la cancelación de horas extras, el cierre de turnos y los despidos. Además, seis de cada diez compañías han reducido su plantilla en este mismo período.
ProTejer, indica que, por el momento, no hay expectativas de mejora. La pérdida de competitividad y el avance de la importación ponen a la industria en jaque, y la situación actual está profundizando la reducción de la producción y la desinversión.
La industria, que históricamente ha sido un motor de empleo en el país, se enfrenta a un desafío sin precedentes. La combinación de la caída en las ventas y la presión de las importaciones está llevando a muchas empresas al límite, obligándolas a tomar decisiones drásticas que impactan directamente en la calidad de vida de miles de familias.