El Índice de Precios al Consumidor (IPC) de 2,4% correspondiente a noviembre anunciado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), reflotó la larga cadena de cuestionamientos que ponen en duda la precisión de los procedimientos de citado organismo.
La inflación calculada en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires significativamente mayor a la media nacional, detonó expresiones de desconfianza y múltiples advertencias de economistas que consideran que los mecanismos empleados por el INDEC están desactualizados y, para colmo, estos recién serían modificados con posterioridad a las elecciones, según las intenciones manifestadas públicamente por el gobierno de Javier Milei.
El presidente de la Asociación de Defensa de los Derechos de Usuarios y Consumidores (ADDUC), Osvaldo Massano, fue categórico al denunciar que la inflación correspondiente al mes de noviembre “es una mentira”, estimando que posicionarse entre el 5% y 6%.
A su turno, para la consultora Vectorial el INDEC muestra una inflación por debajo de lo real, por cuanto se pondera de modo incorrecto a los servicios públicos.
Haroldo Montagu, economista jefe de Vectorial, argumentó que “los datos de inflación están medidos con una canasta desactualizada, que es de 2004” y añadió que “ponderaba muchos los bienes y menos los servicios, sin embargo con el paso del tiempo el peso de los servicios creció mucho, lo que hace que la canasta de hoy quede desactualizada”.
Es oportuno tener en cuenta, que la inflación de CABA se ubicó en 3,2%, mientras que el IPC nacional apenas sumó un 2,4% en noviembre, dato que dio paso a la sorpresa de los propios funcionarios del gobierno libertario por ser mucho mejor de lo que se esperaba.
El interrogante está planteado: ¿El INDEC miente?