Con el inicio de las vacaciones de invierno, el sector hotelero argentino enfrenta una de las crisis más severas de los últimos años. En un escenario económico asfixiante, los establecimientos pierden 10 puestos de trabajo por día, en medio de una caída pronunciada de la demanda, costos operativos insostenibles y una presión tributaria que supera todos los estándares internacionales.
Según Gabriela Ferrucci, presidenta de la Asociación de Hoteles de Turismo (AHT), el 60% de cada 100 pesos facturados por los hoteles se destina a impuestos. Esta situación, combinada con incrementos de hasta el 500% en impuestos inmobiliarios y subas de tarifas eléctricas que superan el 300%, compromete la continuidad de los negocios. “Competimos con países donde los costos son hasta nueve veces menores. Así es imposible sostener la actividad”, expresó.
La AHT viene solicitando con urgencia la aplicación de un IVA diferencial, autorizado por ley mediante decreto presidencial. La propuesta busca llevar la alícuota actual del 21% al 15,75%, una medida que, de implementarse, podría evitar el cierre progresivo de establecimientos y recuperar la competitividad frente a mercados internacionales.
Ferrucci remarcó que el turismo representa uno de los sectores con mayor formalidad laboral en el país, con un 92% de empleos registrados, y que cada millón de dólares invertido genera cuatro veces más empleo que industrias pesadas. “Sin medidas concretas, el país perderá una de sus industrias más federales, formales y generadoras de primer empleo”, advirtió.
Además, el sector propuso incorporar el gasto turístico como deducción en el Impuesto a las Ganancias, lo que estimularía la demanda interna y favorecería el consumo formal y registrado.
Desde la AHT advierten que el tiempo para reaccionar se agota. En el último año, el empleo formal del sector ya cayó un 4%. La hotelería, históricamente uno de los motores del empleo joven y del desarrollo regional, enfrenta un presente crítico sin medidas que alivien su carga.