La cuenta regresiva para la concreción del Corredor Bioceánico de Capricornio, una megaobra proyectada para 2026, mantiene en vilo a Jujuy y al resto de las provincias del Norte Grande Argentino.
Este ambicioso proyecto, considerado de un valor estratégico incalculable para la integración y el crecimiento regional, que incluye una extensa red de infraestructura con rutas y vías férreas entre Argentina, Chile, Brasil, Paraguay y Bolivia, con el Paso de Jama como enclave vital para el acceso a los puertos del Pacífico, enfrenta ahora un inesperado competidor.
Se trata del Tren Bioceánico, una imponente iniciativa que unirá Brasil con Perú a través de 3.800 kilómetros de infraestructura ferroviaria.
Este nuevo corredor beneficiaría principalmente a estados brasileños como Mato Grosso, Goiás, Rondônia y Acre, así como a los departamentos bolivianos de Santa Cruz, Cochabamba y La Paz, culminando en el puerto de Ilo, al sur de Perú.
La aparición de este proyecto alternativo generó preocupación en Argentina, ya que si el país se descuida, Perú podría arrebatarle el lugar como puerta de entrada y salida por el Pacífico para el comercio regional, restando protagonismo al Corredor Vial de Capricornio y sus beneficios esperados para el desarrollo del Norte Grande.
El desafío es claro: ¿logrará Argentina mantener su posición estratégica ante la amenaza de este nuevo trazado bioceánico?