A cinco años del inicio de la pandemia de COVID 19, se multiplican los contagios provocados por un nuevo virus con origen en China, sembrando creciente preocupación a su paso. Se trata del metapneumovirus humano (HMPV) que en el “Gigante Asiático” desató una crisis hospitalaria.
De acuerdo a la visión de investigadores y compañías especializadas, esta variante mortal del COVID 19 implica una amenaza significativa para la población mundial y es monitoreada desde 2023, año en el cual comenzó a disparar alarmas por su repentina aparición.
El metapneumovirus humano causa infecciones respiratorias en las personas expuestas. Provoca síntomas semejantes a los de un resfriado común, lo que genera que quienes lo contraen presenten tos, dificultad para respirar, secreción nasal y dolor de garganta.
Además, está asociado con diversas infecciones respiratorias, como neumonía, asma y complicaciones pulmonares en las personas infectadas, especialmente durante los meses de invierno.
Se transmite principalmente entre personas mayores de 65 años, así como en niños pequeños. También afecta a aquellos con sistemas inmunológicos debilitados debido a enfermedades similares u otras condiciones. La propagación ocurre a través de contacto físico, estornudos, tos y otros mecanismos relacionados.
En este escenario, instituciones científicas y expertos optaron por desdramatizar la situación, asumiendo una postura similar a la del inicio de la pandemia de coronavirus, es decir relativizaron el impacto de la ola de contagios.
Para el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de China, considera que la situación, aunque relevante, no implica un riesgo pandémico.