En una sesión cargada de tensión y marcada por un fuerte cruce político, el oficialismo de Javier Milei consiguió blindar el veto presidencial que frenó la ley de aumento para jubilaciones y pensiones. Con 160 votos a favor y 83 en contra, el bloque libertario y sus aliados bloquearon la posibilidad de que la oposición alcanzara los dos tercios necesarios para insistir con la norma aprobada previamente por el Congreso.
El proyecto vetado incluía un incremento del 7,2% para todos los haberes previsionales y una actualización del bono mínimo a \$110.000. Además, la iniciativa preveía un esquema de compensaciones a provincias con cajas no transferidas, lo que representaba un costo fiscal estimado en 0,78% del PBI anualizado.
Durante el debate, referentes de la oposición denunciaron maniobras por parte de algunos legisladores que antes acompañaban el proyecto y ahora optaron por ausentarse o abstenerse. Cinco diputados libertarios no se presentaron y cuatro del PRO también pegaron el faltazo. Esta situación allanó el camino para que la estrategia del Gobierno prosperara.
Desde Unión por la Patria, Germán Martínez acusó a sus pares de “mirar para otro lado” y advirtió que la negociación política no puede estar por encima de los derechos de los jubilados. La radical Mariela Coletta reafirmó el compromiso de su sector con los más vulnerables, mientras que Miguel Pichetto criticó la “lógica del veto permanente” del Gobierno, que según él, debilita la institucionalidad y desalienta inversiones.
La votación reflejó una grieta incluso dentro de bloques aliados al oficialismo. El radicalismo, dividido entre los sectores dialoguistas y los críticos, mostró posturas dispares. Algunos votaron con el Gobierno; otros, a favor de insistir con la ley.
Con este resultado, el Gobierno neutralizó cualquier intento de la oposición en el Senado, donde ya no podrá avanzar el tratamiento de la norma. El oficialismo celebró el triunfo como un respaldo político al plan de ajuste y equilibrio fiscal que impulsa Milei.