El endeudamiento en los hogares argentinos dejó de ser una solución temporal para convertirse en un preocupante fenómeno estructural.
Un estudio reciente del Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas (IETSE), revela una alarmante escalada en los niveles de endeudamiento, marcando una profundización del empobrecimiento que va más allá de la coyuntura económica.
El informe del IETSE, con datos de mayo de 2025, muestra que un impactante 91% de los hogares argentinos tenía algún tipo de deuda. Esta cifra contrasta drásticamente con un relevamiento similar de agosto de 2023, donde el índice de endeudamiento alcanzaba el 54% de las casas. Este salto exponencial evidencia la velocidad y la magnitud con la que la deuda se ha arraigado en la vida cotidiana de las familias.
Lo más preocupante de este panorama es la creciente utilización del crédito para satisfacer necesidades básicas como la alimentación.
Esta tendencia no solo subraya una notable caída del poder adquisitivo, sino que también revela un empobrecimiento de los hogares que se instala de forma sostenida.
La inflación alta y persistente, combinada con una severa pérdida del poder adquisitivo, disparó una crisis de ingresos que fuerza a muchas familias a vivir en un estado de emergencia financiera permanente. En este contexto, los hogares se encuentran atrapados en una espiral de endeudamiento difícil de revertir, donde cada día es una lucha por llegar a fin de mes y cubrir lo esencial.
La deuda, lejos de ser una ayuda ocasional, se convirtió en una parte intrínseca de la subsistencia diaria para la gran mayoría de los argentinos.
La mayor parte de la deuda consiste en sus gastos con la tarjeta de crédito (30,5%), mientras que otros revelan haberla tomado con servicios privados (10,5%), instituciones bancarias (7,2%) y financieras o prestamistas (2,1%).
El endeudamiento con los más allegados, también quedó expresado en el pedido de fiado en comercios (8,8%) y familiares o amigos (8,4%).
En cuanto a servicios impagos, los consultados apuntaron a los impuestos y expensas (8,5%), el alquiler (8%), servicios públicos (5,7%), salud prepaga (4,8%) y educación privada (4,5%).
El estudio apuntó que los gastos con la tarjeta de crédito se destinan principalmente en alimentos (58%), indumentaria (15%), combustibles (11%), impuestos y servicios (8%) y electrodomésticos (5%).