Más del 80% de los argentinos recurre al crédito para darse gustos, en un contexto donde las emociones pesan más que la razón a la hora de comprar.
El consumo guiado por impulsos emocionales predomina entre los argentinos, según explicó el sociólogo Juan Guzmán, quien analizó cómo el deseo de gratificación inmediata influye en las decisiones de compra. “Más del 80% de las personas se endeuda no por necesidad, sino por placer”, aseguró el especialista en diálogo con Canal 4.
La tendencia responde a un cambio profundo en la forma de consumir. “Hoy compramos lo que nos gusta, no necesariamente lo que necesitamos”, sostuvo Guzmán, y afirmó que el mercado actual ofrece experiencias o productos accesibles en cuotas que generan satisfacción rápida frente a un futuro percibido como inestable.
Durante el siglo XX, las decisiones de compra reflejaban la pertenencia a una clase social y respondían a criterios racionales. Sin embargo, con las sucesivas crisis económicas —especialmente desde los años 90—, muchas personas dejaron de acceder a bienes duraderos y comenzaron a volcarse a consumos más inmediatos, como viajes cortos, tecnología o salidas.
El especialista remarcó que el consumo emocional no debe interpretarse como una irresponsabilidad individual. “Gastamos porque no sabemos qué va a pasar mañana. El ahorro dejó de ser una opción real para muchas personas”, reflexionó.
El consumo racional, que implica comparar precios, evaluar necesidades y planificar gastos, perdió terreno frente al impulso emocional. “Lo vi, lo quiero” se volvió una lógica frecuente en una sociedad atravesada por la incertidumbre y la ansiedad, indicó Guzmán.
La deuda se convierte así en una herramienta para mantener cierto nivel de bienestar, aunque sea momentáneo. La sociología del consumo alerta sobre cómo el deseo de alivio emocional frente a un entorno hostil puede ocultar, e incluso profundizar, la precariedad económica.