El controvertido gobierno encabezado por Javier Milei no escatima en gastos para medir el pulso de la opinión pública. En una movida que ha dejado perplejos a muchos, se han destinado la nada despreciable suma de $32 millones para sondear el ánimo social frente a la inflación y otras medidas económicas.
Apenas cuatro meses después de su llegada al poder, el ejecutivo de Milei ha desplegado una estrategia sin precedentes al contratar encuestas de opinión pública. ¿El objetivo? Evaluar los resultados de su gestión y escudriñar las expectativas de los ciudadanos en cuanto al rumbo económico del país.
Bajo el alero de la Casa Rosada, se han encargado tres trabajos de consultoría, con un valor conjunto de $32.377.081. Uno de estos encargos está específicamente enfocado en discernir cómo percibe la sociedad las primeras medidas económicas del gobierno de Milei, así como sus opiniones sobre la inflación y la reducción de subsidios en servicios básicos y transporte, entre otros temas candentes.
La jugada, realizada mediante un acuerdo marco con 15 encuestadores, tiene como fin sondear el estado de ánimo de la ciudadanía frente a las políticas implementadas desde la Casa Rosada. Este acuerdo, sellado en febrero, tendrá una duración de seis meses, con la posibilidad de que el gobierno solicite los servicios según sea necesario.
Los primeros tres trabajos fueron requeridos por la Jefatura de Gabinete, dirigida por Nicolás Posse. Julio Francisco Antonio Aurelio S.A. lidera la lista con un encargo de 1.360 encuestas presenciales por un total de $20.334.325. Opinaia S.A. y Tres Puntos Zero S.A. completan el trío de contratistas, cada uno con un enfoque y metodología específicos.

Este derroche de recursos no ha pasado desapercibido. La medida ha generado un intenso debate sobre la eficacia y la necesidad de este tipo de gastos en un momento de incertidumbre económica y ajustes fiscales. Sin embargo, desde la Jefatura de Gabinete se defiende la acción como una herramienta para mejorar el servicio gubernamental a través de una comprensión más profunda de las percepciones ciudadanas.
Este no es un fenómeno nuevo en la política argentina. Gobiernos anteriores, como el de Alberto Fernández, ya habían recurrido a este tipo de acuerdos marco para obtener una visión más amplia de la opinión pública. Sin embargo, las críticas persisten, cuestionando la necesidad y el costo de estas medidas en un contexto de recursos financieros limitados.
El ajuste de Milei y Caputo: poco a «la casta» y mucho a la gente
Con un amplio abanico de metodologías de encuesta disponibles, el gobierno espera tener un panorama completo de las opiniones ciudadanas, desde encuestas telefónicas hasta grupos focales y estudios de comunidad de WhatsApp. Pero, ¿será este despliegue de recursos suficiente para calmar las aguas en un mar de incertidumbre política y económica?
Una vez más, el gobierno de Milei se encuentra en el centro de la controversia, esta vez por su extravagante inversión en encuestas de opinión pública. Mientras tanto, la ciudadanía observa con escepticismo y se pregunta si este gasto millonario traerá consigo alguna mejora tangible en su calidad de vida.





































