El sector gastronómico atraviesa un momento crítico, con una caída en el consumo que oscila entre el 20% y el 30% en lo que va del año.
Esta baja, que duplica la registrada en 2024, es la consecuencia de la caída del turismo como del público local, profundizando una crisis que amenaza la subsistencia de numerosos bares y restaurantes.
La situación se agrava por el disparo de los costos fijos. Las boletas de servicios duplicaron su valor y los alquileres se escaparon, ejerciendo una presión insostenible sobre negocios que ya no logran cubrir sus gastos con la facturación actual.
La Cámara de Restaurantes advirtió que el consumo gastronómico está completamente deprimido, reflejando la difícil realidad que enfrentan los empresarios del rubro.
A pesar de que el contexto económico general comienza a mostrar señales desinflacionarias, los costos de mercadería, servicios y alquileres continúan creciendo por encima del promedio general de precios.
Esta disparidad deteriora drásticamente la rentabilidad de los establecimientos, que se ven imposibilitados de trasladar estos aumentos a los precios de sus productos, ya que la demanda actual no valida valores superiores.
Ante este panorama desalentador, los bares y restaurantes están obligados a racionalizar los costos y a priorizar estrategias para mantener viva la demanda, aunque sea a menor escala.
La creatividad y la adaptación se convirtieron en las principales herramientas para subsistir en un mercado cada vez más complejo y desafiante.
El sector espera que se tomen medidas urgentes para revertir esta tendencia y asegurar la continuidad de una actividad que es fuente de empleo y un pilar fundamental para la economía.