La venta de cereales y legumbres en Jujuy, Salta y Tucumán sufrió un retroceso significativo que oscila entre el 30% y el 40%, según advirtieron productores del sector. La caída no obedece a una mayor competencia o al ingreso de productos de otras provincias, sino que responde directamente a la pérdida del poder adquisitivo de los hogares del norte argentino.
Las familias ajustaron sus consumos al límite, priorizando gastos esenciales como servicios públicos o medicamentos. Esta nueva realidad obligó a los comerciantes y distribuidores a modificar su oferta, con productos de menor tamaño y precios más accesibles, como el maíz pelado en envases de medio kilo.
El fenómeno afecta no solo a las legumbres y cereales, sino también a carnes, verduras y otros alimentos básicos, lo que demuestra la profundidad de la crisis. Además, los costos logísticos y de transporte contribuyen al encarecimiento de los productos, complicando aún más la situación tanto para productores como para consumidores.
En el sector reconocen que la falta de actualización salarial frente a la inflación impactó de manera directa en los hábitos de compra, y que el panorama no muestra señales de mejora a corto plazo.




































