El Índice de Precios al Consumidor (IPC) de mayo de 2025 fue del 1,5%, según los datos publicados por el INDEC.
Si bien la cifra podría parecer un respiro, la realidad es que este dato emerge en un contexto de profundo sufrimiento para la mayoría de los argentinos.
La leve desaceleración inflacionaria no logra compensar la pulverización de salarios, la devaluación acumulada, los tarifazos recurrentes y un ajuste fiscal que golpea sin piedad a los sectores más vulnerables.
La vida diaria se encarece a un ritmo insostenible. En mayo, el rubro que más subió fue Comunicación, con un alarmante 4,1%, seguido de cerca por Restaurantes y hoteles, que aumentó un 3%.
Esto significa que, para una familia promedio, mantenerse conectado o permitirse un pequeño esparcimiento se vuelve cada vez más un lujo inalcanzable.
El impacto de esta inflación se siente de forma diferenciada en cada rincón del país, pero la angustia es la misma.
En el Gran Buenos Aires, la región Pampeana y Cuyo, salir a comer o alojarse fuera de casa se convirtió en el principal impulsor de la suba.
Mientras tanto, en el NOA y NEA, el gasto en Alimentos y bebidas no alcohólicas sigue siendo el gran dolor de cabeza, una muestra clara de cómo la preocupación por la comida diaria consume gran parte de los ingresos.
En la Patagonia, son los costos de Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles los que asfixian los bolsillos.
Por otra parte, con Cuyo y Pampeana a la cabeza de las subas regionales, ambas con un 1,6%, el panorama es desolador.
El dato del 1,5% de inflación en mayo es una cifra fría que esconde detrás de sí el esfuerzo diario de millones de argentinos por llegar a fin de mes, en un escenario donde los ingresos se achican y los precios no paran de subir.





































