La preocupación se cierne sobre miles de hogares jujeños de bajos recursos, debido al inminente aumento del precio de las garrafas de gas envasado.
Empresas distribuidoras anticipan que en los próximos días se materializará un nuevo incremento, cuyo porcentaje aún es incierto, pero impactará directamente en la economía de las familias más vulnerables que dependen de este insumo esencial para cocinar y calefaccionarse.
Este nuevo golpe al bolsillo se produce en un contexto de desregulación del precio de las garrafas de diez kilogramos, una medida dispuesta por el gobierno de Javier Milei que, si bien aún no impactó plenamente en los costos, comienza a mostrar sus dientes.
La ausencia de precios de referencia deja a los consumidores a merced de las fluctuaciones del mercado y la posibilidad de que la actualización sea similar al 3,5% registrado la semana pasada en los combustibles líquidos no augura un panorama alentador.
Para muchas familias de escasos recursos en Jujuy, el gas envasado no es un lujo, sino una necesidad básica e insustituible. En los barrios más humildes, donde el acceso a la red de gas natural es limitado o inexistente, la garrafa se convierte en la única fuente de energía para preparar alimentos, calentar agua y mitigar el frío, especialmente en los meses de invierno.
Un incremento, por pequeño que sea, representa un porcentaje significativo del ya ajustado presupuesto familiar, obligando a elegir entre el acceso a la energía o la compra de otros bienes esenciales.
La quita de los precios de referencia, una política orientada a la desregulación de mercados, se perfila como un factor que, en los próximos meses, profundizará la situación de vulnerabilidad de los sectores más desfavorecidos.
Sin un marco de contención que regule los precios de un bien tan fundamental, se teme que la volatilidad del mercado se traslade directamente a los bolsillos de quienes menos tienen, agudizando la brecha social.
Mientras la incertidumbre sobre el porcentaje exacto del aumento persiste, la realidad es que el gas envasado, lejos de ser un mero producto, es un pilar fundamental en la calidad de vida de miles de familias jujeñas.
Su encarecimiento inminente no es solo una noticia económica, sino un reflejo de cómo las políticas de desregulación pueden tener un impacto directo y doloroso en el entramado social más sensible.




































