La tasa de desocupación en Argentina escaló al nivel más alto desde fines de 2021, según la última Encuesta Permanente de Hogares (EPH) publicada por el INDEC.
En el primer trimestre de 2025, el desempleo se ubicó muy por encima del 5,7% registrado a fines de 2023, marcando una de las peores cifras de la gestión del presidente Javier Milei y encendiendo las alarmas sobre la situación social del país.
Este salto de más de dos puntos porcentuales en la desocupación se traduce en un panorama alarmante para el mercado laboral. Un estudio del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP) reveló que este crecimiento equivale a 243.000 personas que perdieron su empleo en poco más de un año, lo que subraya la profundidad de la crisis laboral actual.
La principal causa detrás de este preocupante aumento en la desocupación, es la destrucción de puestos de trabajo formales. Entre noviembre de 2023 y marzo de 2025, se perdieron más de 173.000 empleos registrados. Si se suman las trabajadoras de casas particulares, la cifra asciende a 195.700 puestos de trabajo desaparecidos.
Esta drástica caída del empleo está directamente ligada al cierre de más de 11.000 empresas.
Además, el sector productivo se vio afectado por una tormenta perfecta de factores: la retracción del consumo interno, la apertura importadora, el atraso cambiario y los altos costos en dólares.
Estos elementos, combinados, crearon un ambiente hostil para la continuidad de los negocios y la preservación de los puestos de trabajo.
Las actividades más golpeadas por esta crisis fueron la construcción, con una contracción del 19% en el empleo, seguida por la industria manufacturera, que vio una caída del 17%, y el comercio, con un descenso del 7,3%. Estos sectores, tradicionalmente grandes empleadores, son los que más sufrieron el impacto de la recesión económica.
Por otro lado, si bien los sectores vinculados a la exportación y recursos naturales, como el agro, el petróleo y la minería, mostraron crecimiento, su capacidad para absorber la mano de obra liberada por la crisis en otros rubros fue insignificante. Esto evidencia una falta de diversificación en la generación de empleo y una concentración de los beneficios en actividades con menor impacto en el mercado laboral masivo.
La creciente desocupación plantea un desafío urgente para el gobierno y la sociedad, con el riesgo de un deterioro aún mayor en las condiciones de vida de miles de familias argentinas.





































