El Índice de Precios al Consumidor (IPC) continúa su escalada imparable. Las expectativas para junio, no son alentadoras.
A días de conocerse el dato oficial, las consultoras privadas anticipan un nuevo incremento que superaría el ya preocupante 1,5% registrado en mayo por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), mediante un procedimiento ampliamente cuestionado.
Este escenario de subida constante ahoga los bolsillos de los argentinos, que impotentes ven cómo su poder adquisitivo se erosiona mes a mes.
El anuncio oficial de la inflación de junio, previsto para el lunes 14 a las 16 horas, se ubicaría en torno al 2%.
Esta proyección se alinea con el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central, que estimó un IPC del 2,1% para el mismo período.
Diversas consultoras privadas sitúan sus pronósticos entre el 1,7% y el 2,1%, reafirmando la tendencia alcista.
La persistencia de la inflación se convirtió en una de las principales preocupaciones de la gente. A pesar de los esfuerzos y las políticas implementadas, el IPC no da tregua, transformándose en una barrera infranqueable para la estabilidad económica de las familias.
Cada décima de aumento en el índice, se traduce directamente en un menor poder de compra para los salarios y jubilaciones, generando un clima de incertidumbre y preocupación.
Mientras el país aguarda con expectativa el anuncio oficial del INDEC, la realidad de los precios en góndolas y servicios ya es un reflejo de este panorama inflacionario. El incremento constante de los costos básicos, desde alimentos hasta tarifas, sigue siendo un desafío apremiante que exige soluciones urgentes para aliviar la presión sobre los hogares argentinos.