En marzo la industria registró una retracción de 1,5% en relación a febrero, situación que se mantiene en niveles similares al promedio de los últimos cinco meses, con un desempeño heterogéneo a nivel sectorial.
La ola importadora de bienes terminados, es señalado como el factor principal de derrumbe de la actividad manufacturera en el país.
Así lo reportó la Unión Industrial Argentina (UIA), que además señaló que el rubro automotor cayó 3,7% debido principalmente a las paradas en plantas “por renovación industrial”.
Un manto de preocupación se extiende sobre el tejido productivo nacional. El descenso de la actividad, no solo enciende luces de alerta en los balances empresariales, sino que también proyecta una sombra cada vez más alargada sobre los niveles de ocupación que anticipa un impacto directo y sensible en la cantidad de puestos de trabajo.
Empresas locales se ven obligadas a replantear sus esquemas de producción, considerando medidas que van desde la reducción de horas extras hasta la suspensión de nuevas contrataciones e incluso, en los escenarios más complejos, la temida disminución de su plantilla de personal.
La atención se centra ahora en las posibles medidas que podrían implementarse para mitigar el impacto en el empleo. Desde incentivos a la producción hasta programas de reconversión laboral, las opciones se barajan en un intento por amortiguar los efectos de esta preocupante tendencia.