Un estudio reciente destacó el papel clave que desempeñan las familias al observar ciertos comportamientos en sus hijos durante los primeros meses de vida. La investigación, publicada en Pediatric Research, mostró que conductas como irritabilidad constante, dificultad para dormir o falta de respuesta a estímulos podrían relacionarse con señales tempranas de autismo.
El equipo de investigadores de la Universidad de Missouri reunió información de 332 familias, cuyos bebés tenían 9 meses. A través de encuestas sobre el temperamento y la adaptación de los niños, los padres compartieron detalles sobre situaciones cotidianas, como el llanto frecuente o la reacción ante entornos nuevos.
Un año después, los investigadores evaluaron a esos mismos bebés con cuestionarios que indagaron en sus capacidades de comunicación, sensibilidad a los sonidos y comportamientos repetitivos. Los resultados vincularon las observaciones tempranas con la posibilidad de identificar signos de autismo mucho antes de lo que permiten las técnicas diagnósticas actuales.
Stephen Sheinkopf, uno de los autores del estudio, señaló que el seguimiento del desarrollo desde casa puede aportar información clave para que los pediatras actúen con mayor anticipación. Además, Erin Andres, investigadora del equipo, remarcó que muchas familias ya conversan con sus médicos sobre estas señales, y valoran que la ciencia comience a tenerlas en cuenta como parte del proceso de detección.
Aunque el estudio no propone reemplazar un diagnóstico formal, apunta a mejorar la intervención temprana y a fortalecer el vínculo entre familias y profesionales en el acompañamiento del desarrollo infantil.





































