Esta afirmación refleja con fidelidad la crisis terminal de la obra pública, cuyo certificado de defunción fue rubricado por Javier Milei a través de su ministro de Desregulación del Estado, Federico Sturzenegger, quien aseguró que “la obra pública no vuelve más”.
Mes a mes se observa en la actividad un retroceso tan significativo como inocultable. El panorama desalentador es dibujado por una caída acumulada superior al 35%, cifra referencia un proceso de desaceleración que se arrastra desde 2022.
La obra pública es un recurso fundamental para el desarrollo de las provincias, ya que involucra proyectos de infraestructura que transforman la realidad y mejoran la calidad de vida, llegando a cubrir necesidades lejanas al interés del sector privado.
Además, tiene una fuerte incidencia en la generación de puestos de trabajo directos e indirectos, con inversiones y la inyección de fondos que dinamizan la economía.
En este contexto, el gobernador de Jujuy, Carlos Sadir, se pronunció a favor de “dialogar” y “buscarle la vuelta” para que la economía se reactive, entendiendo que así “se podrá salir de esta situación de crisis heredada del gobierno pasado”.
“Salir de esta situación, es lo que queremos todos los argentinos”, sentenció.





































