El gobierno de Javier Milei oficializó la disolución de la Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal (ARICCAME), organismo descentralizado creado para impulsar el desarrollo de esta industria en Argentina.
La decisión, que se venía analizando, se fundamenta en la percepción de una “estructura sobredimensionada y costosa”, con “funciones superpuestas y un esquema regulatorio ineficiente y burocrático”, según lo expresado por la Casa Rosada.
ARICCAME fue concebida con el objetivo de promover el desarrollo nacional en toda la cadena productiva del cannabis y el cáñamo, incluyendo sus semillas y productos derivados, y era la encargada de reglar, controlar y otorgar las autorizaciones administrativas.
Con la desaparición de ARICCAME, sus funciones serán redistribuidas entre diferentes organismos, buscando una mayor eficiencia y un ajuste a la visión de la actual administración.
A partir de ahora, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) asumirá un rol central.
Será el organismo competente en todo lo relacionado con los productos medicinales derivados de la especie Cannabis Sativa L. Esto incluye el cáñamo para flor, biomasa de cáñamo para flor, cannabis para flor y biomasa de cannabis para flor.
La ANMAT tendrá la responsabilidad de regular la importación, elaboración de materia prima, exportación, industrialización, fabricación y comercialización de estos productos.
Por su parte, la Secretaría de Industria y Comercio se encargará de la regulación del cáñamo industrial, abarcando la importación, exportación, producción, industrialización y comercialización.
Finalmente, la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca tendrá bajo su órbita el manejo y control de semillas. Este sector incluirá un plan especial de registración excepcional, diseñado para proteger la propiedad de las creaciones fitogenéticas.