Los argentinos se preparan para un nuevo ajuste en el precio del gasoil tras la decisión de la Secretaría de Energía de aumentar el valor del biodiésel en un 2%.
Esta medida, que impacta directamente en la mezcla obligatoria por ley, establece un precio mínimo de adquisición del biodiésel en $1.276.874 por tonelada para las operaciones de junio de 2025.
Este incremento, si bien parece pequeño, es parte de una cadena de costos que se trasladan indefectiblemente a los surtidores. Así como en mayo se registró un alza de hasta el 0,4% en el precio de los combustibles, esta vez el gasoil podría exhibir un aumento en el corto plazo, afectando de lleno la ya castigada economía doméstica y, de manera crucial, la producción nacional.
El impacto de cada suba en el gasoil es profundo. Las familias ven cómo se reduce su poder de compra, ya que el transporte de personas y bienes se encarece, repercutiendo en el precio final de casi todos los productos.
Para los productores, especialmente en el sector agropecuario y de transporte de cargas, el aumento de los combustibles representa un costo adicional significativo que erosiona sus márgenes de ganancia y, en muchos casos, limita su capacidad de inversión y desarrollo.
Mientras tanto, la incertidumbre persiste para el bioetanol, tanto el elaborado a base de caña de azúcar como el de maíz, que aún no tienen nuevos valores publicados para junio.
Esto significa que, por ahora, se mantienen los precios de mayo para la mezcla obligatoria con la nafta, pero la expectativa de futuros ajustes sigue latente.
En un escenario económico complejo, con una inflación que no da tregua, la suba permanente de los combustibles es un factor que contribuye a la asfixia financiera de los hogares y a la desaceleración de la actividad productiva.





































