Aunque algunos sectores se ilusionan con una baja del precio de los combustibles impulsados por la caída de la cotización del barril de petróleo estableciendo paridad de exportación y ubicarse inclusive por debajo del barril criollo, lo concreto es que una retracción de precios es un caso perdido.
La combinación de la tasa de devaluación mensual del 2%, el incremento de los biocombustibles y el ajuste impositivo construyen un piso mínimo, incluso con precios internacionales a la baja.
En el mejor de los casos, lo que puede ocurrir es la aplicación de una suba menor a la de los últimos meses o aprovechar para recuperar el atraso de la actualización de impuestos y trasladar un número mayor.
Cabe recordar, que para el gobierno nacional la inflación es prioridad y que el traslado de impuestos seguirá a un ritmo de entre $10 y $15 por litro al mes, lo que representa un impacto calculado en el orden del 1% en surtidor.