La industria turística local está decidida a desafiar uno de sus mayores retos: la estacionalidad.
Con el objetivo de esquivar las tendencias desfavorables que atentan contra la afluencia de visitantes, el sector local está realizando una fuerte apuesta a los fines de semana largos.
Tradicionalmente, Jujuy experimentó picos de turismo durante las vacaciones de invierno, Semana Santa y el Carnaval, dejando otros meses con una menor actividad. Esta marcada estacionalidad representa un desafío significativo para la sostenibilidad de hoteles, restaurantes, agencias de viaje y prestadores de servicios, impactando directamente en la generación de empleo y la economía provincial.
Por eso se trabaja y se extrema la creatividad para que Jujuy sea un destino atractivo los 365 días del año. La estrategia es aprovechar al máximo cada uno de los feriados nacionales que, al extender los días de descanso, incentivan los viajes cortos.
Para ello, se diseñan paquetes y promociones especiales, con énfasis en la diversidad de paisajes y experiencias que ofrece la provincia, desde la Quebrada de Humahuaca hasta los Valles y las Yungas.
La iniciativa busca no solo mantener un flujo constante de visitantes, sino también diversificar la oferta turística y consolidar a Jujuy como una opción atractiva para escapadas rápidas, impulsando así un crecimiento más equitativo y sostenido para toda la cadena de valor del turismo local.
El último fin de semana largo de junio, reafirmó cifras que posicionan a la provincia como un destino atractivo y estratégico para las escapadas. Un total de 15.492 turistas visitaron el territorio jujeño, manteniendo anteriores métricas de afluencia, lo que indica una sostenida preferencia por la provincia.
Se logró un promedio del 67,31% de ocupación en los alojamientos provinciales, con un registro de más de 27.000 pernoctaciones. Este movimiento turístico generó un impacto económico significativo, alcanzando los $2.690.353.600 en ingresos para la provincia.
Con una estadía promedio de 1,79 noches y un total de 27.704 pernoctaciones, la distribución de la afluencia turística mostró nuevamente el liderazgo de la Quebrada, que encabezó el ranking de ocupación con un impresionante 79,3%. Este dato subraya el atractivo inquebrantable de este Patrimonio de la Humanidad.
Por su parte, la región de los Valles también exhibió un sólido desempeño, alcanzando un 61,6% de ocupación. Las Yungas, con su exuberante naturaleza, registraron un 55,3%, mostrando un crecimiento constante como alternativa para los visitantes. Finalmente, la Puna alcanzó un 28,3%, evidenciando aún un margen de crecimiento importante en el desarrollo de su potencial turístico.